jueves, 15 de octubre de 2015

La niña roja





Erase una vez una casa blanca, muy blanca, tan blanca como la nieve brillante bajo el sol de invierno.
Allí vivía una niña roja, muy roja, tan roja como las piruletas de corazón, como la sangre, como el carmín purpúreo, como los labios de su madre.
Cada mañana al salir de la cama, la niña dejaba manchas por toda la casa. Y ni que decir tiene lo que ocurría cuando salía de casa… Estropeaba todo lo que tocaba, teñía las cosas a su paso y siempre se sentía diferente.
Pero al volver, la casa blanca, tan blanca como la nieve, había conseguido borrar las huellas que la niña había dejado durante el día.
De este modo la niña roja se levantaba cada amanecer en un mundo nuevo, un mundo por estrenar.
Sin embargo, solo conseguía ensuciarlo una y otra vez en cuanto se movía, caminaba o abría una puerta…
Era muy aburrido tener que estar siempre pendiente de lo que una hace para no estropear tanta pureza.
Así que un día la niña roja decidió que era mejor no moverse de la cama por las mañanas. De este modo, al menos, no tendría que preocuparse más…
Y desapareció.




A  V.

2 comentarios:

  1. Y la niña roja desapareció...

    las paredes, las sillas, la mesita, la puerta, la cama, las sábanas
    blancas y puras como la nieve, la habían observado en silencio,
    día tras día, cada vez que volvía a casa contenta, roja de entusiasmo,
    de felicidad, y la niña no se daba cuenta de que esa casa tan blanca,
    era feliz cada vez que se pintaba de color y se teñía de imaginación roja,
    de deseos rojos, de felicidad roja...

    cuando la niña decidió no moverse...
    las cosas de la casa decidieron cambiar de color y se hicieron rojas,
    porque querían a la niña...
    querían ser un mundo rojo con la niña roja
    que les manchaba de color y alegría coloreada porque en realidad,
    estaban aburridas de tanta blancura y de esa pureza triste que
    no les hacía sentir la pasión y el placer de vivir la intensidad que
    provoca la transgresión, el cambio, el atrevimiento...

    y todo se volvió rojo, la puerta, la cama,
    todo...

    la niña desapareció porque todo se volvió rojo...
    y nadie que no sintiera la pasión colorada
    podía verla, porque se confundía con
    todo...

    la niña despertó en su cama, y al ver que todo lo que la rodeaba era como ella...

    dejó de preocuparse...
    se sintió feliz al ser aceptada tal y como era

    solo los que no podían sentir la intensidad de su presencia apasionada e ilusionada
    creían que había desaparecido...

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  2. Gracias visitante anónimo.

    De esta forma el cuento se vuelve más amable y bonito.

    Cris

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