jueves, 26 de junio de 2008

Para Kevin, un buen profesor

Hacía mucho que no aprendía tanto en tan poco tiempo…
Quería de alguna manera agradecerte todo lo que me has enseñado este año, porque sin tu ayuda me faltarían por descubrir muchas cosas de las que ahora sé.
A ver, cómo te lo explicaría…
En primer lugar he vuelto a amar la música, tanto tiempo olvidada para mí. Contigo la he “comprendido” de nuevo, sí, utilizo esta palabra porque es la mejor que he encontrado. Cada día en tus clases descubría algo distinto, que estaba ahí pero a lo que hasta ahora no había encontrado sentido… Tú me lo hacías ver tan fácil que no comprendo cómo se me había pasado por alto durante tanto tiempo.
Has preferido alejarte de los absurdos convencionalismos que afectan a tantas facetas de la educación española en todos los ámbitos. Has abierto mucho mi mente a nuevas formas de entender la música, que tantas alegrías me daba al principio y tantos disgustos me trajo después. Quizá es por eso que la olvidé un poco en un rincón de mi mente… hasta que apareciste tú, hasta que aparecisteis vosotros. Así, por casualidad, pero qué bonita casualidad.
Gracias por estar ahí, por tu buen humor cada día (pasase lo que pasase, fuese la hora que fuese), por habernos apoyado y tener siempre palabras de ánimo para nosotros y un chiste a mano por si hacía falta.
Gracias por hacernos ver que en la vida siempre hay buenos motivos para disfrutar de la música sea como sea, en ocasiones simplemente escuchando…
Gracias por abrirnos tu casa, por tus consejos, por confiar en nosotros y por regalarnos todo el tiempo que te fue posible. Es realmente un “regalo” poder aprender contigo, y creo que hablo por boca de todos mis compañeros, que aunque no siempre se animen a decírtelo, lo sienten igual que yo.
Nos has demostrado que eres un magnífico profesor, pero que también eres todavía si cabe, mejor persona. Y gracias una vez más, porque te lo has ganado.

¡Ha sido un placer!

CRISTINA FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ