jueves, 5 de mayo de 2016

El Cambio

Lo único cierto es que todo cambia. Es la constante más real que permanece junto a nosotros. La única certeza en la que poder apoyarnos en nuestra existencia.
Aquello que nos ayuda a crecer sin traicionarnos a nosotros mismos.

Habitualmente tenemos un deseo de "control" en nuestras vidas. Una necesidad de certezas en nuestra realidad que eliminen la variable sorpresa, por si esa sorpresa resulta ser desagradable.
Certezas que hagan del día a día un entorno predecible y seguro. Porque es más "cómodo". Porque aquí y así, "estamos bien".
Certezas que una vez más nos permitan proyectar nuestra mente en el tiempo y ver un horizonte claro y definido.
Una ilusión que nos separe del momento presente.

Pero curiosamente esa ilusión un martes cualquiera se rompe. El desconcierto se apodera de nuestras vidas y nos toca ponernos manos a la obra para aceptar la única verdad. La única constante...

Nos toca vivir.



"Ahora es el momento de cumplir las promesas que nos hicimos.
Porque ayer no lo hicimos.
Porque mañana es tarde...
Ahora"

viernes, 18 de marzo de 2016

Âkil y las preguntas

Existe el fantasma de un niño. Yo lo he visto.
Se oculta entre las sombras para no asustar a la gente.
Y desde allí observa lo que pasa.
Algunas noches, cuando cae la oscuridad, me cuenta historias.
Historias sobre el mundo que mira desde su escondite.
A veces me gustaría ser como él para no tener que enfrentarme a ellas.

Se llama Âkil y hace muchas preguntas.
Vive muy lejos, en un país donde el mar es oscuro y frío.

Me cuenta que allí hay un colegio donde estudian solo los niños soñadores. Como él.

Su amigo Abdul sueña con su padre, lo recuerda como un héroe antes de morir.
Ahmed sueña que su colegio es un lugar seguro por una vez.
El pequeño Hassan soñó que dejaba de tener miedo... pero luego lo olvidó.


Bartolomé perdió la confianza, pero no dejó de soñar.
David mientras sueña, grita. Grita hasta quedarse afónico.
Elías sueña con otros niños como él, tristes. Juegan al fútbol en la playa, y crecen con valentía en un segundo.
Emanuel sueña que recupera el brillo en sus ojos y despierta llorando.
Ismael sueña que deja de mirar como un adulto de 9 años.
Idrís sueña que la metralla desaparece de sus manos como por arte de magia.
Khalil... Khalil sueña que el mar deja de tener barreras y puede ir nadando hasta la Luna que le espera en el horizonte.


Âkil un día fue como ellos, pero no le permitieron seguir soñando.
Por eso no deja de hacer preguntas.


Preguntas que son una respuesta en sí mismas.
Preguntas que, cuando se hacen, dejan de tener sentido. Porque no hace falta.
Palabras que, al ser pronunciadas, parece que pudiesen tener vida propia y cambiar si es él quien te las dice.


¿Por qué sigue empeñándose en preguntarlo todo?
Quizá porque nadie le ha dicho nunca que hay cosas que es mejor no preguntar, porque corres el riesgo de obtener una respuesta que no quieres escuchar.
Tal vez su padre no le enseñó que alguna vez sería esclavo de sus propias palabras al salir de sus labios.
Tal vez...
Nunca llegó a saberlo.