jueves, 23 de octubre de 2008

Desde el asteroide B612

Tú sabes que me gusta escribir. Claro que lo sabes, tú lo sabías casi todo de mí. Y me decías que escribía cosas muy bonitas y yo adivinaba que era verdad, y me sentía bien, porque después de todo la idea era hacerte sonreír. Y eso siempre lo conseguía!

Ahora que ha pasado algún tiempo quisiera escribirte algo, no sé, contarles a todos que yo te conocí y eras especial y que te llamaba por teléfono y nos partíamos de risa diciendo tonterías...

Recuerdo que mi madre me miraba y sonreía como si no entendiese nada pero no le importase...

También quisiera contarles que nos pasábamos tardes enteras que se convertían en noches, sin parar de hablar y de reír, bebiendo cerveza y escapando del mundo, dejándonos arrastrar por nuestro pasado o por nuestro presente, y quizá reinventando nuestro futuro, soñando despiertos con él y fantaseando a nuestro antojo con lo que esperábamos de nuestra vida... jugando con el reloj como dos niños delante de un castillo de arena... arena que se les escapa de las manos.

También quisiera contarles a todos que teníamos un lugar secreto bajo las estrellas, a las que tantas noches de verano mirábamos tumbados en la hierba... si te manchabas daba igual, lo único que importaba era ese momento que habíamos reservado para contemplar el cielo y buscar esa estrella que era nuestra aliada, y nos pasábamos el día esperándolo y buscándolo...

Y las caminatas bajo el cielo gris de Madrid, las borracheras que acababan en un bar que estaba a punto de cerrar pero donde aún nos servían la penúltima cerveza...