lunes, 13 de septiembre de 2010

Ego y Espíritu


Imagine esta escena si es tan amable. Dos bebés se encuentran en el útero, confinados en las paredes del seno materno, y mantienen una conversación. Para entendernos, a estos gemelos les llamaremos Ego y Espíritu.
Espíritu le dice a Ego:
—Sé que esto va a resultarte difícil de aceptar, pero yo creo de verdad que hay vida después del nacimiento.
Ego responde:
—No seas ridículo. Mira a tu alrededor. Esto es lo único que hay. ¿Por qué siempre tienes que estar pensando en que hay algo más aparte de esta realidad? Acepta tu destino en la vida. Olvídate de todas esas tonterías de vida después del nacimiento.
Espíritu calla durante un rato, pero su voz interior no le permite permanecer en silencio durante más tiempo.
—Ego, no te enfades, pero tengo algo más que decir. También creo que hay una madre.
—¡Una madre! —exclama Ego con una carcajada—. ¿Cómo puedes ser tan absurdo? Nunca has visto una madre. ¿Por qué no puedes aceptar que esto es lo único que hay? La idea de una madre es descabellada. Aquí no hay nadie más que tú y yo. Ésta es tu realidad. Ahora cógete a ese cordón. Vete a tu rincón y deja de ser tan tonto. Créeme, no hay ninguna madre.
Espíritu deja, con renuencia, la conversación, pero la inquietud puede con él al cabo de poco.
—Ego —implora—, por favor, escucha, no rechaces mi idea. De alguna forma, pienso que esas constantes presiones que sentimos los dos, esos movimientos que a veces nos hacen sentir tan incómodos, esa continua recolocación y ese estrechamiento del entorno que parece producirse a medida que crecemos, nos prepara para un lugar de luz deslumbrante, y lo experimentaremos muy pronto.
—Ahora sé que estás completamente loco —replica Ego—. Lo único que has conocido es la oscuridad. Nunca has visto luz. ¿Cómo puedes llegar a tener semejante idea? Esos movimientos y presiones que sientes son tu realidad. Eres un ser individual e independiente. Éste es tu viaje. Oscuridad, presiones y una sensación de estrechamiento a tu alrededor constituyen la totalidad de la vida. Tendrás que luchar contra eso mientras vivas. Ahora, aférrate a tu cordón y, por favor, estate quieto.
Espíritu se relaja durante un rato, pero al fin no puede contenerse por más tiempo.
—Ego, tengo una sola cosa más que decir, y luego no volveré a molestarte.
—Adelante —responde Ego, impaciente.
—Creo que todas estas presiones y toda esta incomodidad no sólo van a llevarlos a una nueva luz celestial, sino que cuando eso suceda vamos a encontrarnos con la madre cara a cara, y conocer un éxtasis que superará todo lo que hemos experimentado hasta ahora.
—Estás realmente loco. Ahora sí que estoy convencido.
W.D..... bonito cuento ¿alguien se ha sentido alguna vez así?

martes, 27 de abril de 2010

Arriesgarse



"Querido jefe:

Una frase para empezar el día, a ver qué te parece:

-Es mucho mejor ver, llorar y liberar que reprimir y deprimir-

Porque quizás detrás de las lágrimas está el encuentro con uno mismo.
Y, desengañémonos: el camino para encontrarse a uno mismo no es fácil.
Requiere asumir riesgos, requiere Arriesgarse.

Es un camino que no se puede recorrer con pastillas, porque hay que estar muy despierto.
Y sobre todo, Consciente.

Es un camino que se hace andando a solas, en el silencio de uno mismo.
Que requiere escucha, atención, audacia, paciencia y perseverancia...

Porque a veces aparece el miedo, la duda, la angustia...
Porque no sabes dónde vas a pisar ni qué vas a encontrar...
Hay un gran vacío, un gran espacio desconocido...
Cuando empiezas a andar no sabes dónde llegarás.
Porque para ir adonde no se sabe hay que ir por donde no se sabe...

Y sí. Es más fácil quedarse donde uno está, pero merece la pena Arriesgarse.
Merece una vida feliz Arriesgarse.
Una vez empiezas a andar, no puedes volver atrás porque el camino desaparece.
Y no te queda más remedio que avanzar...
También puedes quedarte quieto, pero eso no te lleva a ninguna parte.

Nadie ha transitado antes por ese camino, es absolutamente singular y personal.
Un camino donde empiezas siendo peregrino y acabas por encontrarte y dejar de ser un extraño.

Cuando inicias el proceso, cualquier paso que das provoca miedo.
Pero es precisamente en este espacio, en este vacío, donde finalmente te encontrarás...
Donde se producirá el milagro...

No es un trabajo de esfuerzo sino de soltarse, de abandonarse, de librarse de pesos y presiones.
¿No será, querido jefe, que aquello a lo que llamamos arriesgarnos es en el fondo nuestra felicidad?

Te invito a que pienses en ello.

Cordialmente tuyo,

Alex".


PD. Reza un dicho popular:

"Reírse es arriesgarse a parecer tonto.
Llorar es arriesgarse a parecer sentimental.
Alargar el brazo para coger a otro es arriesgarse a implicarse.
Mostrar los sentimientos es arriesgarse a mostrarse a uno mismo.
Exponer tus sueños o ideas es arriesgarte a perderlos.
Amar es arriesgarte a no ser correspondido.
Vivir es arriesgarse a morir.
Tener esperanzas es arriesgarse a perderlas."

Pero se tienen que correr riesgos.
Porque el mayor peligro de la vida es no arriesgar nada.
Es probable que de este modo evites sufrimientos...
Pero no aprenderás a sentir, a cambiar, a amar.
Encadenado a una actitud de miedo, uno se convierte en esclavo...
Y pierde su libertad. Sólo eres libre si te arriesgas.

Y ahora algo más.
No sólo se trata de pensar en ello:
te invito, si quieres, a hacer algo al respecto...
A. R.

martes, 20 de abril de 2010

Hacia el País de Nunca Jamás


Hace un año me casé.
Un año bonito, un año ya, un año más.
Más y mejor.
Que aunque me repita cada uno es mejor.
Y es que yo procuro y provoco que así sea.
Y que sigan ocurriendo cosas.
Pasando momentos.
Sucediendo instantes para recordar.
Y lo cierto es que el que más cuerdo está...
es el que más locura aparenta.
Y a veces me dicen que a ver si voy a estar perdiendo el norte.
Y yo me río.
Otras veces siento que sólo los niños y la música son mis cómplices.
Que sólo ellos me siguen.
Y es que sigo soñando que puedo volar.
Y sigo creyendo con fuerza que otros mundos mejores son posibles.
Más de todos. Menos "tuyos". Menos "míos".
Mundos diferentes donde sólo estemos tú y yo.
Y los que quieran acompañarnos...
siempre que nos dejen respirar.

Cris

lunes, 22 de marzo de 2010

Amor propio

A veces me pregunto quién soy yo.
Es fácil, yo soy Yo. Soy Tú.
Que estás ahí, en alguna parte, esperándome como yo te espero y te busco cada día.
Y admiro tu belleza natural y te valoro por encima de todas las cosas
¿que soy egoísta? Sí, espero seguir siéndolo por ti.

Soy Yo, que me río de ti bastante menos de lo que me gustaría hacerlo,
que aún tengo que vencer algunos miedos, que aprendo a amarte cada día.

Soy Tú, con todo tu ser.
Con toda tu alma.
Y te quiero, aunque a veces se me olvida decírtelo o no sé cómo hacerlo.
Y no me importa mostrar sensibilidad,
no quiero que me importe ser vulnerable para mostrarte una vez más cuánto te amo...
cuánto hay de mí en ti...

Eres Tú.
Dame la mano, llévame contigo donde no existe el miedo,
donde no hay nada que nos pueda hacer dudar,
sabes que ese lugar está tan cerca...

Tú.
Que siempre me perdonas,
que aguantas todas mis manías y que me quieres a pesar de mis fallos,
que me acaricias por dentro.

Tú.
Que te das cuenta de que puedes conseguir todo lo que te propongas con entusiasmo,
empeño, entrega. Aunque otros no crean en ti.
Viviendo todas las cosas como si aún fuésemos niños, con asombro,
ensimismados con lo más sencillo como cuando jugábamos a ser héroes.
Pero esta vez de verdad.

Sabiendo que todo es posible, que la magia existe...

martes, 23 de febrero de 2010

Dragones, princesas y monstruos




Hoy llegué temprano al colegio.


En el aula, sentado en su pupitre me esperaba Indiana Jones, armado con su látigo y su sombrero dispuesto a rescatarme de los terribles monstruos que acechaban detrás del armario de los libros de matemáticas. Esta mañana no salió el sol. Nevaba. Sin embargo allí había dos astros relucientes y el mar estaba plagado de criaturas extrañas que asomaban sus cabezas entre las aguas... La erupción de un volcán nos expulsó al pasillo de primaria.



Cuando trataba de escapar de aquel caos me encontré a una princesa, pequeña, muy pequeña. Se había perdido y no encontraba la clase de 1A. Traté de ayudarla cuando, un inesperado ciclón nos arrastró a la ciudad Esmeralda.


Una bruja buena nos regaló unas gafas de papel celofán para que el mago de Oz no nos hiciese daño al mirarnos a los ojos, tenía unos ojos preciosos que brillaban tras sus pequeñas gafitas.



Más tarde, en el recreo vino a visitarnos el Rey de papel. También era muy pequeñito, y tenía muy mala pata, siempre se rompía o se mojaba y no servía entonces para nada. Pero no nos importó, era tan bello...



Le ayudamos. A él, a los peces de colores que lloraban porque no encontraban a su mamá en el rincón de los juegos. A Cenicienta, que no buscaba un príncipe sino un buen chico al que amar, al zapatero que en lugar de dejarse ayudar por los duendes nos dio una lección de humildad, a los pequeños piratas con sus patitas de palo de caramelo, a tantos personajes llenos de ilusiones que poblaron los pasillos del colegio llenando estos días de cuentos fantásticos e historias interminables.



Cuando tocó el timbre la magia terminó, pero nos dejó tantas y tantas emociones que esta noche dormiremos como niños y no dejaremos de soñar con princesas y dragones...



A mis niños. Porque cada día me ayudan a sonreír, a creer en ellos y a ser un poquito más chiquitita, como hace 20 o 30 años.


Porque son lo mejor y más puro que tenemos en este planeta.


Y a todos los que como yo, les dedicamos cada día...

lunes, 1 de febrero de 2010

Frecuencia modulada. Nunca para

Una vez más la música. Llenando la noche y su ausencia. Una vez más en las afueras de mi ciudad escucho una perfecta banda sonora. El jazz. El vuelo sin paracaídas se convierte en un horizonte ajeno, una reseña vacía de la cotidianeidad. Bebo el último trago y dejo el vaso en el suelo. Bienestar.

Jueves. 16:25. Mantengo la mirada fija en el papel, a la espera. La otra noche hubo un tiroteo en el centro y descubrí que casi nadie tiene madera de héroe, que todas las pelis y los libros no sirven de mucho ante el sonido de un cargador vaciándose. Hay que tenerlos bien puestos para no abandonar el barco a las primeras de cambio, para no gritar y salir corriendo, para quedarse allí. Y no aparece supermán por ningún lado. Cobardías.

Viernes. 15:10. Irremediablemente nos hemos vendido al peor postor: nosotros mismos. Siento vértigo.... Vértigo.

15:20. Pero qué coño (perdón). Un piano, él me ayuda. Siempre lo hace. Me siento y toco alguna vieja canción que casi no recuerdo. Sólo faltan el contrabajo y la batería. Esto es, Dios en estado puro. Música.

17:05. Vuelvo pero no tengo otra letra para este tango. Silencio. Alguien corta el césped y el olor de la hierba fresca me trae recuerdos de la infancia, un olor veraniego de agua y jazmín en aquel patio. Nostalgia.

Lunes. 10:20. Pasan los días. Todas las mañanas hay que cumplir con el horario laboral ¿es preciso?. Desidia.

No llueve. Desde mi casa no se puede ver el mar, pero también es bonito contemplar los tejados y el valle. Pasa un perro cerca, no deja de ladrar. Ha estado así toda la noche. No me deja dormir.


Domingo. 12:10. Repican las campanas en el pueblo. Y sabe a gloria esta cerveza bien fría. Dije que eran bonitos los tejados y el valle. Pues no, lo bonito está escondido en mi cabeza y en los rincones de mi alma. Deseo irreal.

13:45. Los mismos miedos están aquí. No pasa el tiempo para ellos aunque sí para mí. Y me refugio en la voz de Aute. Me encanta esta canción. Reivindico el espejismo de intentar ser uno mismo. Ese viaje hacia la nada que consiste en la certeza de encontrar en tu mirada... La belleza.

Otro lunes. 11:13. Ayer me acosté tarde. Apuro el último sorbo de café, los altavoces dicen que Sabina vive en el número siete. La mañana viene con restos de bolero y una aspirina. Mucha luz.