martes, 28 de agosto de 2007

Festival de Cornuaille en QUIMPER


La noche anterior cayó una buena tormenta y llovió bastante, con lo cual se nos mojaron las sillas. Pero al día siguiente amaneció con mucho sol y a ratos ¡incluso calor! con lo que no tardaron en secarse. Esto ya nos pasó otras veces con la caravana.
Por la mañana fuimos a Quimper. Aparcamos en un parking que era muy barato y céntrico, aunque muy pequeño, nos costó 2€ por 4 h. Nos encantó, una ciudad medieval con callejuelas auténticas y casas preciosas como las de la foto. Tiene una catedral con dos agujas, que estaban por desgracia en restauración.
Paseamos e hicimos compras de tatuajes y galletas típicas de mantequilla salada, luego comimos en la plaza principal, donde habían puesto una carpa con actuaciones con motivo de las fiestas de Cornuaille. Así que comimos cosas típicas de la región (mejillones, patatas, lacón y cerveza) mientras escuchábamos música celta y veíamos bailar a diversos grupos de gente, todo muy pintoresco y animado a la par que tranquilo (sí, aunque suene raro así era). De postre tomamos almendras garrapiñadas que compramos en un puesto por allí, así como los famosos "macarrones" que consisten en unas galletitas pequeñas rellenas de cremas de todos los sabores bretones.
Después de comer nos fuimos a Benodet, un pueblo situado en la desembocadura del Odet en un puerto deportivo lleno de barcos y casas espectaculares de piedra con jardines inmensos llenos de hortensias, ¿os he dicho ya que las hortensias estaban por todas partes? Pues sí, de allí fuimos a visitar el jardín botánico de Cornuaille, lleno de ellas además de otras flores y plantas preciosas de todos los colores. Tenía además un jardín acuático que parecía un paraíso de paz, con muchas ranas por cierto.
No se ha terminado aún el día no os creais. De allí fuimos a Loctudy para ver la llegada de los pescadores a la lonja, pero llegamos un poco tarde y ya sólo quedaba un barco y algunas gaviotas comiéndose los restos de pescado.
Ya bastante cansados como podéis suponer, volvimos al camping hacia las 20:30 h. con un ligero dolor de pies de tanto andar pero felices por el día tan bonito que habíamos pasado.

jueves, 16 de agosto de 2007

Desde el atardecer en Douarnenez hasta Quimper

Antes que nada contaros que el viaje lo hemos estructurado alrededor de tres campamentos "base": el primero cerca de Quimper, el segundo en los alrededores de la costa de granito rosa y el tercero y último entre St. Maló y St. Michel.
Hasta llegar al 1º camping, situado en Kervel, tardamos tres días porque con caravana hay que ir muy despacio y tranquilos. Por fin el tercer día llegamos a Quimper y aunque nos costó un poquito en contrar el camping, a las 17:30 ya estábamos instalados allí. Nos tomamos un par de cervezas en el bar y descansamos un ratito, mientras repasábamos las guías y preparábamos los siguientes días. Después fuimos a Douarnenez, el pueblo más cercano, a dar una vuelta por el puerto y cenar algo. Se trata de un pueblecito precioso al lado del mar, con su puerto pesquero y su encanto como podéis apreciar en la foto. Al subir hacia el puerto, tomamos estas fotografías con la marea alta y al bajar de cenar hicimos otras con la marea baja, aquí las subidas y bajadas de la marea son espectaculares y hacen que puedas recrearte en distintos paisajes sobre uno mismo según la hora del día.
La cena: tomamos pescados y mariscos en un bar del puerto llamado "Le Lamparo" que venía en nuestra guía, un menú a base de sardinas a la parrilla para todos. Algunos optaron por pedir luego mejillones (moules allí) y otros marisco de todo tipo (ostras, cigalas, caracoles de mar, berberechos frescos y langostinos). Nos resultó una cena bastante buena a un precio muy económico. Estaba todo riquísimo, incluso el "superhelado" con licor de manzana típico de Bretaña que tomamos de postre.
Al regresar al camping, como era muy tarde, no pudimos entrar con el coche y tuvimos que dejarlo fuera. Nos acostamos pronto porque mañana nos esperaba un día estupendo de turismo por Quimper.

lunes, 13 de agosto de 2007

Bretaña: Tierras celtas de Francia

Hola navegantes, aquí estoy de nuevo. En los siguientes días espero ir contando poco a poco cómo me cautivó este espectacular saliente de tierra francés.
La verdad es que resulta difícil no dejarse llevar por el encanto de Bretaña, tierra de historia y leyendas narradas por sus propios paisajes de bosques y acantilados, un lugar orgulloso de sus raíces y que ha sabido mantener sus tradiciones y costumbres al margen del resto de sus vecinos franceses... éstas racíces se encuentran en los celtas que habitaron la Gran Bretaña actual y se fueron desplazando hasta allí, creando un mundo mágico en este rincón de tierra.


En cada recodo del camino encontramos ermitas, casitas de madera y piedra rodeadas de hortensias de todos los colores, fuentes, bosques encantados, lagos, castillos y pueblos amurallados con callejuelas medievales...