jueves, 23 de octubre de 2008

Desde el asteroide B612

Tú sabes que me gusta escribir. Claro que lo sabes, tú lo sabías casi todo de mí. Y me decías que escribía cosas muy bonitas y yo adivinaba que era verdad, y me sentía bien, porque después de todo la idea era hacerte sonreír. Y eso siempre lo conseguía!

Ahora que ha pasado algún tiempo quisiera escribirte algo, no sé, contarles a todos que yo te conocí y eras especial y que te llamaba por teléfono y nos partíamos de risa diciendo tonterías...

Recuerdo que mi madre me miraba y sonreía como si no entendiese nada pero no le importase...

También quisiera contarles que nos pasábamos tardes enteras que se convertían en noches, sin parar de hablar y de reír, bebiendo cerveza y escapando del mundo, dejándonos arrastrar por nuestro pasado o por nuestro presente, y quizá reinventando nuestro futuro, soñando despiertos con él y fantaseando a nuestro antojo con lo que esperábamos de nuestra vida... jugando con el reloj como dos niños delante de un castillo de arena... arena que se les escapa de las manos.

También quisiera contarles a todos que teníamos un lugar secreto bajo las estrellas, a las que tantas noches de verano mirábamos tumbados en la hierba... si te manchabas daba igual, lo único que importaba era ese momento que habíamos reservado para contemplar el cielo y buscar esa estrella que era nuestra aliada, y nos pasábamos el día esperándolo y buscándolo...

Y las caminatas bajo el cielo gris de Madrid, las borracheras que acababan en un bar que estaba a punto de cerrar pero donde aún nos servían la penúltima cerveza...

miércoles, 24 de septiembre de 2008

ÚLTIMAS ETAPAS...



Santiago... ya te sentimos cerca, se respira en el ambiente. Al entrar en Coruña tras pasar pasar por Palas de Rei comprobamos que el camino cada vez es más "durillo", llueve y deja de llover con frecuencia, con lo que hay que pararse a menudo a colocarse ropa y mochila. De estas últimas etapas destacamos el paso por Melide con su famoso y rico pulpo en casa Ezequiel, que por supuesto degustamos acompañadas de algunos compañeros de viaje y de unas jarras de vino... Allí pasamos un rato muy agradable pero claro, después el camino se hace muuuuy cuesta arriba y tenemos que hacer una parada en Ribadiso. ¡Qué sitio tan bonito! Un albergue en medio de un camino rodeado de verde por todos lados, un paraíso de madera y piedra que nos ayuda a descansar y recargar las pilas para continuar adelante con fuerza. Hay hasta un río donde refrescar y tonificar los pies ¡qué felicidad! Aquí están "los enanitos" que son un matrimonio de más de 70 años que vienen caminando desde Francia, es realmente admirable cada historia que descubres en el camino... Cenamos con unos chicos muy simpáticos que se han ido conociendo a lo largo de estos días, el murciano, Jordan y sus locuras, las chicas de Huelva. Todo muy agradable y el albergue muy tranquilo, lejos del bullicio de los demás días con toda la chavalería tocando las guitarras y cantando... bueno, eso también está bien pero agota ya a nuestras edades, je je. El camino desde allí no tiene mucho más misterio, mucha carretera y poco pueblecito. Sobre todo desde Monte de Gozo. Ese último tramo es verdaderamente arduo, creemos que vamos a llegar pero no lo hacemos y seguimos caminando y caminando... Cuando por fin entramos en Santiago en la maravillosa plaza del Obradoiro llevamos una mezcla tan grande de sentimientos que no sabemos si reír o llorar, si tirarnos en el suelo a descansar o ir a sellar nuestra credencial para que nos den la Compostela, o por el contrario irnos directamente a un hotel a dormir hasta el día siguiente. Finalmente decidimos hacer todo eso pero por partes. Ha sido una experiencia realmente interesante, nos ha hecho darnos cuenta de muchas cosas, reflexionar interiormente, ponernos a prueba, superarnos, valorar las cosas más insignificantes, conocer historias de gentes diversas, hacer llorar a Fuen en su cumpleaños, conocer al fantástico Juan y despedirnos de todos ellos en una última noche llena de risas hasta altas horas de la madrugada por las calles de Santiago... Muchas gracias a todos y a tí p.p. por acompañarme.
CRISTINA FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ

jueves, 11 de septiembre de 2008

De Triacastela a Portomarín en dos etapas






Cada día saltamos de la cama de muy buen humor, curioso estado levantándote de media a las 6 de la mañana para ponerte a andar ¿verdad? Son los misterios del camino... En estas etapas los caminos son muy bonitos y pasamos por unos pueblos preciosos, aunque es duro y resbaladizo. Al llegar el río se nos cae el móvil al barro y por poco nos caemos nosotras, je je. A estas alturas nos duele la rodilla, el gemelo, la nariz ¿alguien da más? sí, nosotras lo damos todo y a pesar de los inconvenientes y con rodillera incluída seguimos adelante. En el albergue de Sarria hay sólo 4 habitaciones y en cada una dormimos 14 o 15 peregrinos, es la primera y la única noche que estamos todos juntos. Nos conocemos un poco más durante la cena, Paloma y Miguel que son de Vitoria, nos cuentan anécdotas misteriosas sobre el camino y la "Santa Compaña"... visitas a medianoche. Tomamos un orujo con Juan en un pequeño bar del pueblo antes de irnos a dormir. Luego ya sabéis: algún que otro chiste, las canciones del móvil de Juan, tapones en los oídos, etc. Al día siguiente necesitamos algo de medicina para continuar pero... nada nos detiene y bajo la lluvia llegamos al rompepiernas y tras el puente sobre O Miño, la escalera del infierno y por fin a Portomarín derrotadas pero felices ¡Sorpresa! Nos hemos dado prisa para llegar pronto y ¡ya están todos allí en fila! no sabemos cómo lo hacen pero empezamos a sospechar que igual viajan en autobús cuando nadie les ve... Comemos con Juan, el maestro y los de Vitoria muy bien y para acabar una tarta de Santiago ¡¡qué bien se come en Galicia!! Con esto podemos con todo y además ya sólo nos quedan 82 kilómetros, bajar del 100 a la altura de Morgade nos ha dado mucha fuerza a todos.

martes, 29 de julio de 2008

Tarde o temprano el hombre que gana es el que cree poder hacerlo. Rudyard Kipling.


Creemos en nuestras fuerzas desde el primer momento. El 3 de julio nos levantamos a las 6 y salimos casi de noche a caminar. Al principio el camino es duro, hace mucho frío y vamos por la carretera. A la hora y media, paramos en Hospital a tomar algo caliente y reponer energías para poder llegar al alto de San Roque, nada menos que 1306 m. que no es poco. Allí hay un monumento al peregrino, a partir del cual el camino se vuelve precioso. Pasamos por unos pueblos muy bonitos y conocemos de camino a una maestra como nosotros que viaja sola, nos cuenta su historia del camino... Los peregrinos tienen muchas cosas que contar... Más adelante, en Pasantes, compramos unas frambuesas deliciosas y dejamos el dinero (1€) en una huchita que hay en la puerta de la casa de piedra donde las venden. Ya queda menos. Al entrar en Triacastela nos damos cuenta de lo poco que hemos tardado y lo bien que lo estamos pasando, conocemos nada más poner un pie en el pueblo a un aldeano que vende palos para ayudarte a caminar, nos enseña como hacerlo pero nosotros ya tenemos el nuestro. En Triacastela nos alojamos en el albergue municipal en una habitación junto a Fuen y Pepito, dos peregrinos de Sevilla con los que compartiremos buenos ratos a lo largo del camino, nos ofrecen alcohol de romero para descansar los pies... ¡qué refrescante! Comemos unos huevos con lomo para chuparse los dedos y allí conocemos a un vaquero inglés espectacularmente guapo, que viajaba desde Barcelona a caballo... no le volvemos a ver más. Nuestro amigo de Málaga se nos presenta y charlamos un rato con él, se llama Juan y viene solo. La tarde transcurre tranquila, visitamos el pueblo, la iglesia, compramos frutita para cenar, lavamos nuestra ropa y descansamos en la pradera que hay frente al albergue. Descubrimos en un rincón del pueblo unas cuantas frases de Rudyard Kipling que nos animan a seguir... Nos quedan 129 km. Buenas noches...

lunes, 21 de julio de 2008

Camino de Santiago, un reto de superación personal



2 de julio. Salimos de Madrid a las 10:30 h, con tan sólo una mochila y muchísimas ilusiones. Llegamos a Cebreiro hacia las 18 h después de subir nuestro primer reto: 3 o 4 Km desde donde nos deja el autobús con una pendiente entre el 18% y el 25%. Casi nada. Al llegar al pueblo nos adentramos en el mágico mundo del camino, unos chicos muy amables que están acampados al lado de la iglesia nos acompañan por el pueblo hasta el albergue. Los peregrinos nos acogen cálidamente, el comienzo ha sido estupendo. Después de comprar fruta para el desayuno y poner nuestro primer sello en la credencial, cenamos muy bien como no podía ser de otro modo en Galicia: caldo gallego, "queisu" de Crebreiro y huevos con magras. Delicioso. Coincidimos allí con un peregrino muy especial que nos acompañará hasta el último día, no sabemos su nombre, tan sólo que es del sur y que tiene ganas de hacer amigos. Hemos llegado muy tarde así que el albergue está completo, tenemos que dormir en una pensión y descansar bien para el duro día siguiente. Nos quedan 151 km para llegar. Buenas noches...

jueves, 26 de junio de 2008

Para Kevin, un buen profesor

Hacía mucho que no aprendía tanto en tan poco tiempo…
Quería de alguna manera agradecerte todo lo que me has enseñado este año, porque sin tu ayuda me faltarían por descubrir muchas cosas de las que ahora sé.
A ver, cómo te lo explicaría…
En primer lugar he vuelto a amar la música, tanto tiempo olvidada para mí. Contigo la he “comprendido” de nuevo, sí, utilizo esta palabra porque es la mejor que he encontrado. Cada día en tus clases descubría algo distinto, que estaba ahí pero a lo que hasta ahora no había encontrado sentido… Tú me lo hacías ver tan fácil que no comprendo cómo se me había pasado por alto durante tanto tiempo.
Has preferido alejarte de los absurdos convencionalismos que afectan a tantas facetas de la educación española en todos los ámbitos. Has abierto mucho mi mente a nuevas formas de entender la música, que tantas alegrías me daba al principio y tantos disgustos me trajo después. Quizá es por eso que la olvidé un poco en un rincón de mi mente… hasta que apareciste tú, hasta que aparecisteis vosotros. Así, por casualidad, pero qué bonita casualidad.
Gracias por estar ahí, por tu buen humor cada día (pasase lo que pasase, fuese la hora que fuese), por habernos apoyado y tener siempre palabras de ánimo para nosotros y un chiste a mano por si hacía falta.
Gracias por hacernos ver que en la vida siempre hay buenos motivos para disfrutar de la música sea como sea, en ocasiones simplemente escuchando…
Gracias por abrirnos tu casa, por tus consejos, por confiar en nosotros y por regalarnos todo el tiempo que te fue posible. Es realmente un “regalo” poder aprender contigo, y creo que hablo por boca de todos mis compañeros, que aunque no siempre se animen a decírtelo, lo sienten igual que yo.
Nos has demostrado que eres un magnífico profesor, pero que también eres todavía si cabe, mejor persona. Y gracias una vez más, porque te lo has ganado.

¡Ha sido un placer!

CRISTINA FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ

jueves, 8 de mayo de 2008

EL SÍNDROME DE PETER PAN

El tiempo me persigue.

El tiempo es como un monstruo que se va tragando todo lo que encuentra en su camino, va devorando y destruyendo a su paso y nadie es lo bastante fuerte como para detenerlo... va avanzado así, rápidamente, y cuando uno se da cuenta ya no puede volver atrás.

Estoy harta de mirar todo el "tiempo" mi reloj para todo, y me duele mucho porque cuando estoy pasándolo bien con mi familia, con mis amigos, el tiempo me persigue, el reloj me persigue, el tic tac me persigue porque hay obligaciones que me buscan...

Quisiera darte un día, un sólo día en el que pudiera estar sin mirar el reloj. Quisiera ser de nuevo una niña para reír por nada, llorar por nada, emocionarme con todo, saltar de alegría, gritar, cantar y montar en los columpios en el parque... pero ahora no puedo. Si lo hago me miran raro y comentan entre ellos.

Creo que todos llevamos un niño dentro, ¡¿por qué los mayores no entienden eso?!



PARA TODOS MIS NIÑOS A LOS QUE QUIERO Y ADMIRO

lunes, 28 de enero de 2008

El mágico bosque de HUELGOAT

El día 21 pasamos toda la jornada fuera de nuestra pequeña "casita". Preparamos unos bocadillos y nos fuimos a Huelgoat, donde habíamos oído que había un bosque interesante. La verdad es que no ibamos con muchas esperanzas porque llovía bastante y no nos apetecía pasear por un bosque. Pero... nos sorprendimos una vez más.
Os cuento: llegamos a Huelgoat y como no encontrábamos nada inetersante nos ibamos a ir cuando de pronto vimos un cartel donde ponía "La Roche Temblante" y una flecha indicaba el lugar. Movidos por la curiosidad fuimos hasta allí y descubrimos un bosque verdaderamente mágico, el bosque de Huelgoat. Un lugar de cuento de hadas.
Primero paseando por aquel paraje donde parecía haber elfos y duendes espiandote tras las rocas, vimos un lugar sobrecogedor llamado "La Gruta del Diablo": unas escaleras empinadas y estrechas bajaban hasta un pequeño cubículo oscuro y resbaladizo entre rocas y agua que realmente daba miedo. Pero mereció la pena bajar hasta allí (aunque nos empapamos a pesar de llevar los típicos chubasqueros amarillos).
Después continuamos y nos encontramos "La Roche Temblante", una roca gigante que según cuentan pesa 100 toneladas y que se puede balancear si la empujas en el lugar adecuado (que por supuesto nosotros no encontramos).
Más adelante nos encontramos con una serie de rocas dispuestas en un agujero con formas diversas, agrupadas en lo que se conoce como "Menaje de la Virgen". Allí se supone que se veían pucheros, cazuelas y otros utensilios de cocina pero echándole unos kilos de imaginación.
En un claro del bosque, escondido entre las rocas gigantes llenas de musgo, descubrimos un rincón de ensueño con una pequeña terracita que parecía un oasis en medio de un desierto. Allí hicimos un alto en el camino para tomar algo y disfrutar de lo que nos rodeaba.
Luego volvimos dando un paseo amenizado por los músicos que había por allí, un falutista, un gaitero... que te transportaban aun más a ese mundo de fantasía en el que habíamos entrado.
Al salir del bosque y volver a la civilización, buscamos un sitio para comer los bocatas que habíamos preparado. De allí fuimos siguiendo la ruta de "Francia por otros caminos", pasando por carreteras sinuosas y pueblos perdidos, hasta llegar a la iglesia de St. Gildás, en medio de la carretera, desde la que se tenía una buena vista de los campos y bosques de esta zona tan maravillosa.
De ahí regresamos al camping y tras una ducha, tuvimos que cenar dentro debido al frío y a la humedad. Fue un día muy divertido y agradable.
Os quería subir una foto de uno de los gaiteros del bosque pero no me ha sido posible, quizá no funciona hoy esto pero os prometo que en cuanto pueda la pongo.
Besos a todos y gracias por leerme.