viernes, 3 de junio de 2011

Tomás y su realidad invertida

Cuando le conocí me llenó la cabeza de fantasías, sueños, historias...

Y de pronto empecé a reparar en los tréboles de cuatro hojas, en los números capicúas, en las fechas que se repiten de manera fortuita en las vidas de los que estamos cerca.

Me di cuenta de la simetría de los palíndromos y de las palabras, y empecé a jugar con ellas (mis alumnos me ayudan mucho en eso).

Empezamos a jugar con las letras, con las imágenes, con los objetos, con los sonidos...

Descubrimos juntos el ritmo de la naturaleza, la simetría existente dentro de nuestro propio cuerpo, en los animales, en los átomos y en las moléculas del agua, en las cadenas de ADN de los cangrejos, observamos la perfección de un copo de nieve...

Y para muestra, su pequeña historia:

"Tomás era un niño que vivía en su realidad invertida y por eso, cuando se sentaba en clase, lo hacía al revés, mirando al lado opuesto, de frente al resto de sus compañeros. Por eso, éstos y la maestra, le repetían constantemente:

(A) "Date la vuelta Tomás" (5 pulsos rítmicos)

(B) "Date la vuelta y" (4 pulsos rítmicos)

(C) "Dátela ya" (3 pulsos rítmicos)



En la mente de Tomás, aquellas frases se superponían y se entremezclaban creando una atmósfera polirrítmica de letras, sílabas, palabras... elementos que se transformaban como un caleidoscopio de sonidos...."


El que lo pille que lo experimente. Es muy fácil!

Nos dividimos en tres grupos A, B, y C. Cada uno repite su fórmula respetando un pulso igual para todos. El pulso es esencial ya que todo ha de estar perfectamente sincronizado.


Primero puede probarse con el texto completo pero, lo verdaderamente impresionante es hacerlo diciendo tan solo la primera sílaba de cada frase "DA" en su lugar preciso, manteniendo el silencio en el resto de sílabas y respetando rigurosamente el ciclo.


El final de la pieza se establece cuando los tres grupos A, B y C coinciden de nuevo con la sílaba "DA" al unísono.



Tiene una explicación matemática, como casi todo.


Abrid bien los oídos y disfrutad escuchándolo!


Creí que merecía la pena compartirlo.

Gracias maestro Polo. Gracias.