miércoles, 24 de septiembre de 2008

ÚLTIMAS ETAPAS...



Santiago... ya te sentimos cerca, se respira en el ambiente. Al entrar en Coruña tras pasar pasar por Palas de Rei comprobamos que el camino cada vez es más "durillo", llueve y deja de llover con frecuencia, con lo que hay que pararse a menudo a colocarse ropa y mochila. De estas últimas etapas destacamos el paso por Melide con su famoso y rico pulpo en casa Ezequiel, que por supuesto degustamos acompañadas de algunos compañeros de viaje y de unas jarras de vino... Allí pasamos un rato muy agradable pero claro, después el camino se hace muuuuy cuesta arriba y tenemos que hacer una parada en Ribadiso. ¡Qué sitio tan bonito! Un albergue en medio de un camino rodeado de verde por todos lados, un paraíso de madera y piedra que nos ayuda a descansar y recargar las pilas para continuar adelante con fuerza. Hay hasta un río donde refrescar y tonificar los pies ¡qué felicidad! Aquí están "los enanitos" que son un matrimonio de más de 70 años que vienen caminando desde Francia, es realmente admirable cada historia que descubres en el camino... Cenamos con unos chicos muy simpáticos que se han ido conociendo a lo largo de estos días, el murciano, Jordan y sus locuras, las chicas de Huelva. Todo muy agradable y el albergue muy tranquilo, lejos del bullicio de los demás días con toda la chavalería tocando las guitarras y cantando... bueno, eso también está bien pero agota ya a nuestras edades, je je. El camino desde allí no tiene mucho más misterio, mucha carretera y poco pueblecito. Sobre todo desde Monte de Gozo. Ese último tramo es verdaderamente arduo, creemos que vamos a llegar pero no lo hacemos y seguimos caminando y caminando... Cuando por fin entramos en Santiago en la maravillosa plaza del Obradoiro llevamos una mezcla tan grande de sentimientos que no sabemos si reír o llorar, si tirarnos en el suelo a descansar o ir a sellar nuestra credencial para que nos den la Compostela, o por el contrario irnos directamente a un hotel a dormir hasta el día siguiente. Finalmente decidimos hacer todo eso pero por partes. Ha sido una experiencia realmente interesante, nos ha hecho darnos cuenta de muchas cosas, reflexionar interiormente, ponernos a prueba, superarnos, valorar las cosas más insignificantes, conocer historias de gentes diversas, hacer llorar a Fuen en su cumpleaños, conocer al fantástico Juan y despedirnos de todos ellos en una última noche llena de risas hasta altas horas de la madrugada por las calles de Santiago... Muchas gracias a todos y a tí p.p. por acompañarme.
CRISTINA FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ

jueves, 11 de septiembre de 2008

De Triacastela a Portomarín en dos etapas






Cada día saltamos de la cama de muy buen humor, curioso estado levantándote de media a las 6 de la mañana para ponerte a andar ¿verdad? Son los misterios del camino... En estas etapas los caminos son muy bonitos y pasamos por unos pueblos preciosos, aunque es duro y resbaladizo. Al llegar el río se nos cae el móvil al barro y por poco nos caemos nosotras, je je. A estas alturas nos duele la rodilla, el gemelo, la nariz ¿alguien da más? sí, nosotras lo damos todo y a pesar de los inconvenientes y con rodillera incluída seguimos adelante. En el albergue de Sarria hay sólo 4 habitaciones y en cada una dormimos 14 o 15 peregrinos, es la primera y la única noche que estamos todos juntos. Nos conocemos un poco más durante la cena, Paloma y Miguel que son de Vitoria, nos cuentan anécdotas misteriosas sobre el camino y la "Santa Compaña"... visitas a medianoche. Tomamos un orujo con Juan en un pequeño bar del pueblo antes de irnos a dormir. Luego ya sabéis: algún que otro chiste, las canciones del móvil de Juan, tapones en los oídos, etc. Al día siguiente necesitamos algo de medicina para continuar pero... nada nos detiene y bajo la lluvia llegamos al rompepiernas y tras el puente sobre O Miño, la escalera del infierno y por fin a Portomarín derrotadas pero felices ¡Sorpresa! Nos hemos dado prisa para llegar pronto y ¡ya están todos allí en fila! no sabemos cómo lo hacen pero empezamos a sospechar que igual viajan en autobús cuando nadie les ve... Comemos con Juan, el maestro y los de Vitoria muy bien y para acabar una tarta de Santiago ¡¡qué bien se come en Galicia!! Con esto podemos con todo y además ya sólo nos quedan 82 kilómetros, bajar del 100 a la altura de Morgade nos ha dado mucha fuerza a todos.